Decía Camilo José Cela que para escribir, solo había que tener algo que decir. Y con mis ansias de contar, sufría  -con el desencanto típico de una adolescente soñándose periodista - que tan sólo el 3% de la información de los medios se dedicara a causas sociales. Fue después de hacer mis pinitos en la redacción de El Correo Gallego, Localia TV o REVITART (en España) o en el Quotidiano della Calabria (Italia), que decidí tomar otro rumbo. Poco a poco entendí que en toda necesidad, hay una oportunidad. Y así, con los años, fui encontrando mi "nicho", mi espacio como profesional de la comunicación social. Al igual que no se puede empezar a construir por el tejado, sin estos pasos previos no hubiera terminado de encontrar mi pasión por una comunicación al servicio de la búsqueda creativa de soluciones a los numerosos desafíos que enfrenta la humanidad. Una comunicación enfocada al cambio y la transformación social.